Tuesday, September 25, 2007

De Mario Cantu Toscano

De Mario Cantú Toscano

Como bien señala Genaro Saúl Reyes, hay una asombrosa coincidencia entre lo que sucedió hace 10 años (lo que algunos conocemos como “El Duartazo”) y la denigrante situación que padece Víctor Barrera Enderle. Hace diez años, cuando estaba recién graduado de la facultad, yo presumía de la calidad de los maestros que me habían instruido: Genaro Saúl Reyes, Agustín García Gil, Libertad González, Edna Navarro, Irela Garza, José Luis Martínez Canizales, Carlos Arredondo y Coral Aguirre.
Hace 10 años, la maestra Érika del Ángel iba a dar su clase, también a mitad del semestre, cuando el prefecto le informa que en el salón ya se encontraba la maestra que la iba a sustituir: Rosa María Gutiérrez (otra coincidencia), y además se le avisó que estaba siendo sustituida, pero no se le avisaron los motivos. La inconformidad de alumnos y maestros se hizo patente, luego hubo una represión por parte del director y aquello devino en la renuncia de maestros y la petición de cambio de facultad que hicieron muchos investigadores, a los cuales cita en su mayoría Efrén Sandoval.
Desde ahí, la Facultad de Filosofía y Letras ha ido bajando su calidad académica en caída libre. De los maestros que cité, ahora sólo quedan Coral Aguirre y José Luis Martínez dando clases en la licenciatura. Esto se hubiera balanceado si, a la salida de ellos, hubieran entrado otros tantos de la misma calidad, cosa que nunca ocurrió. Y sólo se quedaban o se invitaba a dar clase a aquellos que juraban lealtad al régimen, como si se tratara de una dictadura, al más puro estilo del priismo de Alfonso Martínez Domínguez, como si la facultad fuera una subsidiaria de la CTM o la CROC. Y entonces no importaba (y por lo visto no importa a hora) la calidad educativa ni el mérito académico.
Por cuestiones de “calidad” en la educación, a los maestros se les exigió que tuvieran postgrado. ¿Y qué fue lo que hicieron? Sacaron sus postgrados on line en la Universidad de Zacatecas, que es lo mismo que obtenerlos al abrir una caja de Zucaritas. ¿Éstos son investigadores?
Harían falta páginas y páginas para analizar todos los casos de esa facultad, pero vamos a centrarnos en el de Víctor Barrera.
Víctor Barrera Enderle: Egresado de la licenciatura en Letras Españolas obteniendo el Premio al Saber de la UANL. Maestría y doctorado en Crítica Literaria por la Universidad de Chile. Publicaciones: cuatro libros de ensayos más numerosos artículos en México y Sudamérica. Premio Nacional de Ensayo “Alfonso Reyes”. Jurado de la categoría de ensayo en el Premio Casa de las Américas (Cuba). Director de la revista Armas y Letras, de gran tradición en la universidad.
Es sustituido por…
Rosa María Gutiérrez: Egresada de la licenciatura en Letras Españolas. Doctorado on line en la Universidad de Zacatecas. Publicaciones: una antología de “teatro de género” donde nunca se define lo que es género, y donde además, salvo dos integrantes, los antologados son dramaturgos mediocres y totalmente desconocidos (amén de explicar que ella los conoce porque son sus amigos). Premios, reconocimientos, distinciones: ninguno.
Y por si fuera poco, la maestra sustituta no es capaz de elaborar su propio plan de estudios, por lo que usa el de Barrera Enderle. ¿Así o más claro? ¿Hay alguna seriedad en esa facultad, en la universidad? La facultad tenía cierta credibilidad por gente como Víctor Barrera, pero prefieren quitarlo por “razones administrativas”. ¿Y los motivos académicos no cuentan? Ya echaron a perder la licenciatura (pese a los esfuerzos y buenas intenciones de Dolores Hernández, como bien señala Genaro Saúl) y ahora empuercan el postgrado con estas acciones.
La UANL no puede acceder a estándares internacionales de calidad porque tiene facultades “lastre”, las cuales han fallado en la pruebas de calidad no sólo al interior de la universidad sino de organismos como la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior). Y una de éstas es la Facultad de Filosofía y Letras. Pocos maestros, como Víctor Barrera, son los que suben en promedio, ¿y así les pagan?
Pobre facultad. Pobre universidad. Yo sigo insistiendo en que estoy orgulloso de los maestros que tuve, pero no puedo sentirme orgulloso de haber egresado de una institución que no aprecia la Academia, que le da la espalda a sus buenos maestros y que ningunea al alumnado.

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