Tuesday, September 25, 2007

De Beto Barrera

Les reenvío este texto escrito por el Mtro. Genaro Saúl Reyes no sólo porque el afectado en este caso ha sido mi hermano sino porque es ya increíble lo que pasa en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. La mediocridad -que reconozco siempre ha imperado en ella- se ha agravado hasta extremos alarmantes. La carencia de investigadores la está llevando a su ruina.
Una universidad que no cumple con su compromiso de crear conocimientos que beneficien a la sociedad no sirve para nada y sólo basta que conozcamos la planta de maestros de los colegios que integran esa facultad para que nos enteremos de cosas inadmisibles.
El caso que mejor conozco es el del Colegio de Historia, del que yo mismo egresé en junio del año 2000. Con la honrosa excepción del Mtro. Miguel González Quiroga y un par de jóvenes maestros, el resto no investiga ni publica nada. Es decir, sus cátedras son una triste repetición de generación en generación. En cualquier universidad del mundo una cátedra se le otorga a alguien después de una oposición cosa que en la facultad no sucede. Un mismo maestro es capaz de dictar cursos tan disímiles como Prehistoria, Historiografía mexicana y Teoría Económica. Y lo más sorprendente es que no vemos el resultado de su diálogo (con sus alumnos, con bibliografía del tema) en alguna publicación.
La carrera de Historia (y algo muy similar sucede en Sociología, Filosofía y en Letras) no prepara a nadie para ser investigador y mucho menos lo motiva a serlo. Ser instruido y motivado para ser investigador en Historia se torna aún más complicado cuando quienes enseñan difícilmente pueden estar al día en sus disciplinas al ni siquiera dominar una segunda lengua. No hay quién ponga la muestra porque no hay investigadores y los pocos que había se han ido como fue el caso de Mario Cerutti o Verónika Sieglin. El Colegio de Historia no contribuye en nada a refrescar la de por sí grave aridez historiográfica que caracteriza a nuestro Estado. Lo mismo podría decirse del resto de los Colegios.
La tendencia a la apatía por la investigación continúa y el caso de Víctor Barrera es la gota que ha derramado el vaso. A pesar de su corta edad, su currículum como investigador y crítico literario lo avalaban como un prestigioso investigador. No de gratis Víctor ha ganado premios nacionales de crítica literaria, ha sido jurado de prestigiosos premios internacionales como Casa de las Américas en Cuba e investigador invitado del Instituto Iberoamericano de Berlín. Sus trabajos le han valido ganarse un nombre en su disciplina tanto en México como Sudamérica.
Quitarlo de su cátedra, al mes y medio de haber comenzado, con la excusa de que sólo se contratarían maestros con planta es ridícula y evidencia la preponderancia de los compromisos políticos sobre la calidad académica. Esperemos que pronto las más altas autoridades universitarias hagan algo para mejorar el nivel académico de la Facultad.

Alberto Barrera-Enderle

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